“Si queremos una sociedad en la que la prosperidad esté bien repartida, la educación no es la respuesta”. Paul Krugman
Recientemente he visto, cada vez con mayor asiduidad, que los colegios públicos desescolarizan a los niños y jóvenes a su cargo.
Educación - Imagen Pixabay.com |
Un día para una reunión, el otro para asistir a una marcha, el siguiente porque el profesor se enfermó, después que para preparar notas. En fin, cualquier disculpa es buena. A lo cual se suma que nuestra escolarización es de medio tiempo.
El problema radica, en ciudades como la nuestra, con graves problemas de violencia y reclutamiento infantil, que eso, además de mermar el tiempo de su educación, “tira” a los niños y jóvenes a la calle, donde son presa fácil de combos, pederastas y malas compañías.
En nuestra sociedad, donde las familias en gran medida son monoparentales (en Medellín 46% de hogares dependen de madres cabeza de familia) o en su defecto ambos padres trabajan, deberíamos tener a los niños y jóvenes escolarizados tiempo completo.
Es necesario reforzar la cultura de valores, la educación para la solución dialogada de conflictos y el entrenamiento para el trabajo. Así mismo, hay que trabajar en la calidad de la educación que se está impartiendo, capacitar y fidelizar el profesorado.
En estos días hablando con un funcionario de la Alcaldía de Medellín, le expuse la idea de ampliar la jornada escolar y le pregunté si Medellín podía atender una medida de este tipo, pues bien, según él, en el aspecto económico no habría ningún problema.
Entonces ¿qué se requiere? Voluntad política. Un alcalde que trabaje en serio por la sociedad y la educación de nuestros niños y jóvenes, así mismo que realice inversiones sociales que generen empleo productivo, apoye emprendimientos y de ventajas competitivas a servicios, industrias y comercio generadoras de puestos de trabajo.
Y, pudiera pensarse que es mera percepción la baja calidad de nuestros docentes y estudiantes de colegios públicos, pero no, un estudio realizado por educadores de Harvard, Los Andes y El Rosario da fe de esta apreciación. Aquí puede verse la crónica de mayo 24 en El Tiempo.
A las conclusiones de dicho estudio, muy atinadas por cierto, yo agregaría establecer una jornada de 8 am a 6 pm, para que los padres puedan dejar a sus hijos en la mañana y recogerlos en la tarde, incluir vocacionales para que los estudiantes salgan de bachillerato con un oficio o arte que les permita vincularse de inmediato a la vida laboral; por ejemplo: reparación de computadoras, de motocicletas, de automotores, o artes plásticas, música e instrumentos musicales, computación, manejo de redes, telefonía, huertos ecológicos, en fin, son miles las posibilidades y el arco iris que se abriría en oportunidades para los educandos y, de paso, se generaría empleo para una gran cantidad de nuevos docentes.
Que las entidades hagan convenios con las empresas asentadas en el sector para capacitar y eventualmente emplear a esos estudiantes que obtengan los méritos suficientes a través de los estudios promocionados.
Estas son apenas unas pocas ideas de lo que debería ser, con la ventaja de que mejoraríamos como sociedad y sacaríamos a los niños y jóvenes de las calles durante el tiempo que no están bajo la vigilancia familiar, haciendo más difícil su reclutamiento por los ilegales o su perversión y arribo a la drogadicción o a la prostitución.
Es por eso que, contrario a la frase del Nobel que inicia este artículo, la educación es la respuesta, pero es necesario replantear y cambiar tanto el modelo como el sistema educativos, haciéndolos útiles a la vida en sociedad, garantizando la dignidad, la productividad y calidad de vida de los ciudadanos.