viernes, 7 de diciembre de 2012

Tolerancia Civil o Social




A propósito de una columna escrita por Jorge Yarce, publicada en el Blog de EL Tiempo.

Describe el columnista a quienes el considera son el arquetipo de la tolerancia y desde ahí es claro que está catalogando una suerte de individuos, según su parecer de “izquierda, escépticos, relativistas, ateos practicantes, revolucionarios”.


Nada que ver con las personas tolerantes socialmente.

Se es tolerante cuando se respetan los derechos y las ideas ajenas, se esté de acuerdo o no con ellas, en aras de alcanzar una coexistencia pacífica. No tiene nada que ver con su religión, fe o ausencia de ella. Como tampoco implica que se sea ajeno a ideologías o indiferente a ellas.

Ser tolerante no es, pero ni remotamente, no estar comprometido con una causa; ni significa que se carezca de una base ideológica, al contrario, implica la defensa de ideales propios, por medio de la dialéctica y la argumentación, sin recurrir por ningún motivo a la violencia, el insulto, la descalificación o el desprecio contra quienes no compartan sus ideas.

Quiere decir que quien es tolerante se identifica con ideales de paz y justicia social, respeto por los derechos ajenos y búsqueda pacífica de la resolución de conflictos. El tolerante puede ser humanista, quizá liberal o practicar una religión como la del Islam o la católica cristiana (Cristo fue ejemplo de tolerancia a pesar de la férrea defensa de sus ideales).

No califica como tolerante quien calumnia, injuria o ataca con rumores o dichos una persona, porque no comparta o difiera de sus ideas o ideales.

Tolerancia implica el respeto y la defensa las libertades individuales, en todos sus aspectos. Y por supuesto entre ellas la libertad de opinar y difundir el pensamiento siempre dentro de los cánones del respeto mutuo, o la libertad de conciencia o de orientación sexual.

La tolerancia no es un título que se imponga a una persona, ni que pueda ésta autonombrarse tal según sus intereses; es resultado de un conjunto coherente de actitudes en relación con su vida y la de los demás.

Tiene razón en cuanto que la tolerancia social fue base del pensamiento liberal y acerca de ella uno de los más valiosos pronunciamientos lo constituyó la “Carta sobre la Tolerancia” de Locke y fueron los filósofos de la ilustración quienes la asociaron al progreso social, anotando que éste sólo es posible cuando proliferan ideas divergentes en un marco de respeto.

Así las cosas, supongo que eligió mal el término, pues describe precisamente a un grupo de personas intolerantes e hipócritas que quieren por cualquier medio y a cualquier costo, incluso calumniando, hacer valer sus ideas por encima de las de los demás.

@HectorFrancoJ

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Se tú

Libre como el viento que revolotea,
cruzando valles, montes y veredas,
como el agua de lluvia que campea,
por canales, lagunas y cañadas.

Así debes ser tú, mujer bravía,
sin ataduras, dogmas ni cortejos,
dispuesta siempre a la melancolía,
con tal que no te impongan aparejos.

Pues la felicidad no está en el yugo,
que impone como carga el matrimonio,
ni constituye de la vida el jugo.

No creas que naciste para esclava,
ni que tienes deberes por encima,
de ser feliz sin un amante prava.

sábado, 6 de octubre de 2012

Contrastes



Mientras suenan disparos en la lejanía, se escuchan las risas de los ebrios que apenas arriban a sus casas en la madrugada.

La ciudad inicia su despertar cotidiano (4:30 am) los trabajadores se alistan para desplazarse a sus lugares de labor, en tanto otros apenas regresan a sus moradas tras una noche de copas, llegan haciendo alharaca, riendo a carcajadas, perturbando el silencio momentáneo de las armas.

Y, de pronto, de improviso,  ¡cataplúm! estalla la atronadora música de un equipo de sonido (reggaetón) mientras el cielo es surcado por algún avión perdido cuyas turbinas opacan por momentos las atronadoras risas que suben de volumen por encima de la música.

“Que te ‘vayás’ perra que te están esperando” – risas – voces revueltas que no se distinguen las unas de las otras; alegría inconsciente aquí, muerte allá.

No dejan dormir, pero nadie se atreve a callarlos o a reclamar.

“Es mejor evitar problemas, esa gente está borracha – me dice – no se sabe como reaccionan”.

¿La Policía? ¡que miedo! – ellos son…

“Déjelos quietos que enseguida se duermen, no se haga matar por pendejadas”.

Pero no, ahora discuten, hablan de primos, se piden disculpas, se escuchan sus voces estentóreas…

De pronto, todo se calma, el silencio, bendito silencio… y de nuevo, en la lejanía, los disparos que ya son compañía cotidiana…

Ahora, en la cercanía, los trinos de los pájaros que saludan la mañana… ha iniciado un nuevo día.