“Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo, y nunca solamente como un medio”. Kant (citado por la Corte Constitucional en T-211 de 1994).
Nuestro Código Penal colombiano, pomposamente, inicia señalando que es norma rectora que: "el derecho penal tendrá como fundamento el respeto a la dignidad humana".
Lamentablemente, el hacinamiento en las cárceles y ahora las denuncias de torturas a las internas de una cárcel de Medellín, nos recuerdan la fragilidad de la norma.
Y no sólo eso; las imágenes de los actos cometidos por la policía en el Catatumbo, los ataques del Esmad a los universitarios, los falsos positivos, la pérdida del valor de la vida humana en las ciudades, cosificada y convertida en mercancía; la constante y la más de las veces merecida descalificación de los poderes públicos por parte de medios, de los mismos políticos que conforman algunos de ellos y de la ciudadanía en general, deberían actuar como revulsivo y generar una nueva ciudadanía.
Que tu luz no se apague - Imagen Morguefile.com |
Este país necesita, con urgencia, detectar personas honestas, comprometidas y con sentido social para llevar a los cargos públicos. Funcionarios que tengan una real vocación de servicio a su país y su ciudadanía.
Requiere darse cuenta de que medios son movidos por intereses políticos oscuros deformando la noticia y cuáles son los que publican y dan pruebas de la verdad.
Un Congreso honesto democratizaría por vía legal la propiedad de los medios de información y dejaría de hacer de ellos un aparato de autopromoción y propaganda estatal, que sesga los hechos y dirige la información buscando la pasividad y conformidad de las masas.
Un Congreso honesto, en una democracia social, no autorizaría el espionaje indiscriminado a la sociedad que lo conforma en leyes de inteligencia y contrainteligencia, que lo único que logran es enterarse de la intimidad de miles de personas que debería ser respetada.
Corrupción - Imagen Morguefile.com |
Colombia necesita reducir los niveles de violencia, despertar no sólo políticamente y castigar en las elecciones a quienes nos mintieron y llevaron a la mayor crisis de corrupción antes vista; también rescatar los valores fundamentales de la vida humana, empezando por la vida misma, para que no encontremos noticias como ésta de una madre que manda asesinar a su yerno y muchas otras cual peor que la anterior.
Necesitamos reformular la manera como se elige a nuestros dirigentes, con acciones rápidas para contrarrestar sus actuaciones cuando se aparten de las promesas de campaña, que deben ser su hoja de ruta. Llevar la meritocracia a todas las instituciones y las cabezas de los poderes públicos incluyendo contralor, procurador y fiscal general, elegirlos por votación con base en unas claras políticas, soportados por su experiencia, honestidad y méritos y cuidando que no tengan vínculos extraños.
Tal vez así logremos, por fin, hacer que funcione el hermoso principio constitucional que manda asegurar a los colombianos "la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz". Y, sobre todo, que sea respetado en todos los ámbitos el derecho fundamental a la dignidad humana. (Preámbulo y Arts. 1, 42, 53 y 70 de la Constitución Política).
Lastimosa realidad: al pueblo Colombiano le falta madurez política y conciencia social. Además a los seguidores de los líderes políticos les falta espíritu crítico y no son más que amplificadores de las bondades de sus caudillos y descalificadores de sus críticos. Parece quijotesca la labor, pero debemos continuar con la concientización del elector raso, uno a uno, en nuestra vida diaria.
ResponderEliminar@luisfo1951 en twitter
Tienes toda la razón Luis, no cejaremos en el empeño. Muchas gracias por tu comentario.
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