martes, 9 de julio de 2013

Colombia en permanente crisis

“Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo, y nunca solamente como un medio”. Kant (citado por la Corte Constitucional en T-211 de 1994).

Nuestro Código Penal colombiano, pomposamente, inicia señalando que es norma rectora que: "el derecho penal tendrá como fundamento el respeto a la dignidad humana".



Lamentablemente, el hacinamiento en las cárceles y ahora las denuncias de torturas a las internas de una cárcel de Medellín, nos recuerdan la fragilidad de la norma.


Y no sólo eso; las imágenes de los actos cometidos por la policía en el Catatumbo, los ataques del Esmad a los universitarios, los falsos positivos, la pérdida del valor de la vida humana en las ciudades, cosificada y convertida en mercancía; la constante y la más de las veces merecida descalificación de los poderes públicos por parte de medios, de los mismos políticos que conforman algunos de ellos y de la ciudadanía en general, deberían actuar como revulsivo y generar una nueva ciudadanía.


Que tu luz no se apague - Imagen Morguefile.com
Una ciudadanía que aprecie la vida, la paz, el diálogo como medio para resolver los conflictos, el respeto por la opinión ajena. Una ciudadanía que entienda y respete el valor del voto en una democracia, que entienda que no puede seguir eligiendo políticos por sus regalos (que muchas veces no pasan de un tamal). Una ciudadanía que cuide el medio ambiente y no permita su destrucción por afán comercial. En fin, una ciudadanía que respete y haga respetar la dignidad humana.


Este país necesita, con urgencia, detectar personas honestas, comprometidas y con sentido social para llevar a los cargos públicos. Funcionarios que tengan una real vocación de servicio a su país y su ciudadanía.


Requiere darse cuenta de que medios son movidos por intereses políticos oscuros deformando la noticia y cuáles son los que publican y dan pruebas de la verdad.


Un Congreso honesto democratizaría por vía legal la propiedad de los medios de información y dejaría de hacer de ellos un aparato de autopromoción y propaganda estatal, que sesga los hechos y dirige la información buscando la pasividad y conformidad de las masas.


Un Congreso honesto, en una democracia social, no autorizaría el espionaje indiscriminado a la sociedad que lo conforma en leyes de inteligencia y contrainteligencia, que lo único que logran es enterarse de la intimidad de miles de personas que debería ser respetada.


Corrupción - Imagen Morguefile.com
Colombia necesita reducir los niveles de violencia, despertar no sólo políticamente y castigar en las elecciones a quienes nos mintieron y llevaron a la mayor crisis de corrupción antes vista; también rescatar los valores fundamentales de la vida humana, empezando por la vida misma, para que no encontremos noticias como ésta de una madre que manda asesinar a su yerno y muchas otras cual peor que la anterior.


Necesitamos reformular la manera como se elige a nuestros dirigentes, con acciones rápidas para contrarrestar sus actuaciones cuando se aparten de las promesas de campaña, que deben ser su hoja de ruta. Llevar la meritocracia a todas las instituciones y las cabezas de los poderes públicos incluyendo contralor, procurador y fiscal general, elegirlos por votación con base en unas claras políticas, soportados por su experiencia, honestidad y méritos y cuidando que no tengan vínculos extraños.


Tal vez así logremos, por fin, hacer que funcione el hermoso principio constitucional que manda asegurar a los colombianos "la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz". Y, sobre todo, que sea respetado en todos los ámbitos el derecho fundamental a la dignidad humana. (Preámbulo y Arts. 1, 42, 53 y 70 de la Constitución Política).

2 comentarios:

  1. Lastimosa realidad: al pueblo Colombiano le falta madurez política y conciencia social. Además a los seguidores de los líderes políticos les falta espíritu crítico y no son más que amplificadores de las bondades de sus caudillos y descalificadores de sus críticos. Parece quijotesca la labor, pero debemos continuar con la concientización del elector raso, uno a uno, en nuestra vida diaria.
    @luisfo1951 en twitter

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    1. Tienes toda la razón Luis, no cejaremos en el empeño. Muchas gracias por tu comentario.

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