"Por sus frutos u obras los conoceréis
¿Acaso se cogen uvas de los espinos,
o higos de las zarzas?".
Mateo: 7:16.
1. Preconceptos
Todos tenemos una idea o concepto de los que es o constituye la solidaridad, la cual está en la base de los procesos cognitivos-emotivos:
Por ejemplo, para Santiago Franco @Taxcon1336 en Twitter::
“La solidaridad es una actitud más que otra cosa. Puede ser desprevenida y algunas veces es más dañina que lo que en realidad se pretende. Pero puede ser mejor aplicada. Es una actitud de ayuda donde no intermedia la lástima, se hace desinteresadamente, pero se debe hacer con conocimiento de causa”.
En lo fundamental reconoce dos manifestaciones de la solidaridad, la individual, que puede ser incluso dañina para los demás y la social, como actitud general.
También Andrés Castañeda @acastanedamunoz en Twitter expresó que es:
“La voluntad de aportar al bienestar del otro o del bienestar colectivo acorde a las posibilidades socio-económicas de cada quién.Es una convicción, es como "Yo quiero que otras personas tengan las posibilidades que yo tengo" ó "Quiero ayudar para que esta comunidad sea mejor". No necesariamente, la solidaridad son acciones más ligadas al trabajo que a los aportes económicos, aunque también pueden darse”.
Y si bien tales conceptos son en esencia correctos, la podemos contextualizar y precisar un poco más, teniendo en cuenta nuestras circunstancias actuales.
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Vivienda urbana hoy en #Medellín
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2. Contextualización
En las democracias liberales, y se supone que vivimos en una, la solidaridad es un valor trascendente, aceptado en forma universal y consignado con tal fin en instrumentos internacionales.
De hecho, en nuestra nación, viene indicada desde la misma Carta de 1991: “Colombia es un Estado social de derecho organizado en forma de República unitaria… fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran…”. (Art. 1o. Constitución Política).
Y dicha solidaridad debe ser no sólo permitida sino promovida por los agentes del Estado, pues tal y como lo manda la Carta: “Las autoridades de la República están instituidas para… asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares”. (C. P. Art. 2o.).
3. Definición
Dicho valor se expresa en dos formas básicas, de un lado, está la solidaridad individual, de la cual no nos ocuparemos aquí, sólo diremos que es aquella fraternidad o relación que se forma entre dos o más individuos que participan de algún interés en el resultado de determinada acción de cuya unión depende la realización de un propósito común y sin la cual, dicho propósito sería irrealizable (Adela Cortina da el ejemplo de quienes operean un barco sin cuyo concurso éste naufragaría).
Del otro, está la solidaridad social, que opera entre las personas, aún cuando no estén relacionadas de forma directa (personal o intersubjetiva), y que se manifiesta más como una actitud de base (esto es, que se afinca o surge tanto de nuestras emociones como de la razón), hacia los demás, la cual, aún estando dirigida hacia un propósito común o general, puede o no ser recíproca, o no ser indispensable para dicho propósito, incluso tal propósito puede ser abstracto (bien común, por ejemplo), pero que, sin ella, se haría más difícil o imposible su realización para el grupo social, así el individuo particular no dependa de ella para subsistir.
"La solidaridad, como valor moral, no es pues grupal, sino universal". Adela Cortina.
Y, ésta es, en suma, la actitud (como principio y valor universal) que deben tener y mantener el gobierno y los gobernantes de un Estado Social y Democrático de Derecho.
4. La Alcaldía de Medellín no es solidaria
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Secadero de ropa en vivienda urbana en Medellín
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Es por eso que nos duele profundamente el manejo que las autoridades públicas, en especial las de la ciudad de Medellín en la que habitamos, encabezadas por el señor Alcalde, hayan desconocido este mandato; sus actuaciones han estado signadas por el lucro, el comercio y el show mediático; sus promesas vacías y sus actos de gobierno, justificados con una presunta recuperación de la seguridad (nada más lejano), han sido dirigidos contra las clases más humildes, sin siquiera ofrecerles alternativas viables y tratando más bien de alejarlas de la ciudad y que se defiendan como puedan.
Sus acciones están llenando al Municipio de demandas en contra, de acciones de tutela y de reclamaciones de derechos que, al final, cuando los jueces por fin actúen, tendrán lamentables consecuencias para las finanzas locales. Así algún funcionario afirme que le gustan las demandas porque ello implica que están haciendo las cosas bien. ¡Plop!
Son tantas acciones insolidarias y egoístas que resulta imposible citarlas en este breve espacio, pero aquí van algunas de ellas:
1. Las múltiples familias desterradas por la fuerza del Bazar de los Puentes, a quienes para devolverles la mercancía les exigían firmar una renuncia (forzada) a sus derechos, porque sabía la administración que ellos allí tenían y tienen derechos adquiridos, desconociendo la entrega que una administración anterior hizo, para convertirla en el paradero de un bus.
2. El desarraigo de la población de Naranjal, mediante desahucio obligatorio, vía pírricas y unilaterales indemnizaciones, para construir una unidad residencial a su gusto: esto es, para clase media alta y alta.
3. Los actos arbitrarios contra las personas que por una u otra razón habitan en la calle. Hostigándolas, encerrándolas en jaulas por 24 horas “en vía de protección”, o montándolos en camiones para sacarlos de la ciudad por la fuerza, según denuncias de concejales valientes y desde las organizaciones defensoras de derechos humanos cómo Corpades que preside Fernando Quijano @FdoQuijano.
Entre muchas otras, demuestran es la insolidaridad y el desapego por la ciudad, por lo social. Demuestran, en suma, que la Alcaldía de Medellín actúa por móviles diferentes al servicio de la comunidad.
Incluso, desde el gigantesco POT que entregó la Alcaldía al Concejo de Medellín hace poco, repleto de “manifestaciones técnicas”, lo que se alcanza a percibir en la ciudad “inclusiva” es que quiere una ciudad para el mercado, el comercio internacional y las clases media alta y alta, despreciando sin dar alternativas decentes a las clases “populares”.
Se vienen, a nuestro juicio, si ese POT es aprobado sin modificaciones de fondo por el Concejo y antes de que termine este mandato, acciones relámpago para despojar de sus predios a aquellos actores que estén ubicados en el valle desde la centralidad del río, porque este Alcalde está empeñado en crear un mundo Disney donde sólo tendrán cabida las fantásticas princesas y príncipes nacidos en el “regazo del lujo” y educados como egoístas dueños y señores de los demás.
4. Conclusión
Finalizamos haciendo un llamado a los ciudadanos de Medellín, a todos aquellos que tengan o crean que la solidaridad es un valor que debe promoverse y propagarse, tal como nuestra Constitución Política lo señala, a que nos preparemos para elegir al próximo mandatario local examinando con detenimiento y profundidad sus aportes en lo social, en lo ético, en lo honesto, en lo digno.
Así, tal vez, quien llegue a regir los destinos de la ciudad con más músculo financiero del país, se acuerde que las personas sin refugio, las clases populares y media somos más, y merecemos ser ciudadanos dignos, esto es, respetados y protegidos como miembros de primera clase de la sociedad civil.
@HectorFrancoJ
Referencias:
http://analisisurbano.com/ - En Twitter @FdoQuijano
http://www.luisbernardo.com/ - En twiter @luisbernardov
Bibliografía consultada:
Constitución Política de Colombia de 1991.
El Mundo de los Valores - Adela Cortina - El Búho - Bogotá - 2002.
Artículos de prensa y radio.